El
uso del teflón en los utensilios fue promocionado durante mucho tiempo como la
solución para freír alimentos sin necesidad de emplear grandes cantidades de
aceite. Sin embargo, investigadores canadienses advirtieron en días pasados que
este compuesto antiadherente emite compuestos químicos que tardan siglos en
desaparecer y cuyos efectos a largo plazo se descomponen.
No obstante, estas emanaciones no
afectaría necesariamente la comida, sino que sus prejuicios repercutirían sobre
todo el medio ambiente. En efecto, se pudo establecer que este producto, creado
por la compañía Du Pont de Nemours con un polímero de flúor, se corrompe al ser
calentado a temperatura de entre 200 y 500 grados centígrados.
Entre las sustancias químicas
resultantes de la degradación del teflón se encuentran el ácido trifluoracético
(TFA) y los perfluorocarboxilatos, además de gases CFC, responsables en gran
medida de la destrucción de la capa de ozono, y fluorocarburos, a cuya acción
se atribuye el calentamiento global de nuestro planeta. Aunque los autores del
estudio fueron enfáticos en precisar que si bien “la sartén no va a matar a
nadie”, recomendaron tomar algunas medidas preventivas para evitar la incorporación
de más elementos nocivos a nuestro entorno.
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