lunes, 6 de agosto de 2012

Origen de la fotosíntesis

El oxígeno atmosférico realmente despegó en nuestro planeta alrededor de 2,4 millones de años durante la gran oxidación. En este momento clave de la evolución de nuestro planeta, las especies tenían que aprender a lidiar con este veneno producido por las cianobacterias fotosintéticas o extinguirse. Ahora parece extraño pensar que el gas que sustenta gran parte de la vida moderna tuvo un principio de mal gusto.
Uno de los pasos fundamentales en la evolución de nuestro planeta fue el desarrollo de la fotosíntesis en las células eucariotas mediante el proceso de la endosimbiosis.
Este paso decisivo se produjo alrededor de 1,6 millones de años cuando un protista unicelular capturó y retuvo a una cianobacteria de vida libre. Este proceso, llamado endosimbiosis primaria, dio lugar al plastidio, que es el compartimento especializado donde se realiza la fotosíntesis en las células. La endosimbiosis es ahora una teoría bien corroborada que explica cómo las células se ganaron su gran complejidad y se hizo famosa recientemente por el trabajo de la bióloga Lynn Margulis, mejor conocida por su teoría sobre el origen de los orgánulos eucariotas.
En un documento de la revista Science titulado Cyanophora paradoxa se aclara el origen de la fotosíntesis en las algas y las plantas por un equipo internacional dirigido por el biólogo evolutivo y profesor de la Universidad de Rutgers, Debashish Bhattacharya, que ha arrojado luz sobre los primeros eventos que conducen a la fotosíntesis, el resultado de la secuenciación de 70 millones de pares de bases del genoma nuclear de la Cyanophora.
En el mundo de las plantas, Cyanophora es el equivalente a los peces de pulmón para animales terrestres, ya que mantiene algunas características primitivas que lo hacen un candidato ideal para la secuenciación del genoma, dijo Bhattacharya.
Bhattacharya y sus colegas consideran que este estudio es la última pieza del rompecabezas para entender el origen de la fotosíntesis en las células eucariotas. La comprensión básica de gran parte de la posterior evolución de los eucariotas, incluido el aumento de plantas y animales, está saliendo de la secuenciación del genoma Cyanophora paradoxa, una especie que conserva gran parte de la diversidad del gen ancestral compartida por algas y plantas.

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