jueves, 29 de marzo de 2012

CUENTOS DE LA IMPORTANCIA DEL AGUA

EL PRIMER VIAJE DE PUMITA
 
Pumita era una gotita de agua que vivía, junto a muchas otras gotitas, en una bonita nube en lo alto del cielo. Había llegado el primer día de clases y Pumita iba de camino a la escuela, muy contenta. Allí, junto a sus otros amiguitos aprendería multitud de cosas, que a todos serviría a lo largo de su vida. El profesor había entrado en el aula, donde estaban todos sus alumnos y empezó a pasar lista.
—Gotita Fresquita
—Presente
—Granizo Redondito
—Aquí, profesor
—Bien, sigamos. Espumita Blanquita… –nadie respondía– ¿Espumita Blanquita? ¿No ha venido?
—Pumita, el profesor te llama– le indicaba Granizo Redondito, a su amiga que parecía no haber escuchado al profesor Nieve Helada.
—Presente, lo siento profesor, es que me suelen llamar por Pumita y no me he sentido identificada, cuando me ha nombrado.
—Está bien, Pumita, pero tienes que estar más atenta.
—Sí, profesor, estaré más pendiente– Pumita hacía mucho tiempo que no escuchaba su nombre completo, pues sus padres y amigos siempre la llamaban, de forma cariñosa, como Pumita o simplemente Pumi.
El profesor Nieve Helada continuó pasando la lista, hasta que todos los alumnos fueron nombrados.
—Bien, ya que estamos todos vamos a empezar por la primera lección que se llama Nos vamos de viaje a la tierra. Primer descenso.
—¡Qué bien! ¡descenso a la tierra!– Granizo Redondito había oído hablar a los mayores sobre el descenso a la tierra, sentía admiración por aquellas gotas de agua que habían realizado el viaje y habían regresado contando historias fabulosas.
—Sí, Granizo. Vamos a hablar en qué consistirá ese viaje, vosotros aún no lo habéis hecho nunca, pero el otoño se aproxima y es hora de que vayáis conociendo los detalles del mismo– el profesor se acercó a la pizarra en dónde había escrito las palabras Primer descenso a la tierra, y comenzó a pintar un dibujo –esto que estoy dibujando es una nube, que es dónde vivimos todos nosotros ahora–. Como sabéis, vivimos en el cielo y vamos desplazándonos lentamente, junto a otras nubes. Llegado el momento, miles de gotitas de agua de esta y otras nubes bajaremos a la tierra, lo haremos por turnos, unas veces bajarán la familia de las gotitas de agua, otras la familia de los granizos y en otras ocasiones la mía, la de los copos de nieve.
—Profesor, ¿y cómo es, allí, en la tierra?– preguntó Granizo Redondito
—Pues depende del lugar al que vayas, existen lugares en la tierra que son auténticos paraísos, otros están llenos de edificios y de coches; unos lugares están limpios, pero en otros lugares…
—¿En otros lugares…? ¿Qué ocurre profesor?– Pumita había sentido la inquietud del profesor, era evidente que algo temía.
—Veréis, mis queridos alumnos, como sabéis, nosotros somos agua, constituimos la esencia de la vida en la tierra, sin nosotros sería imposible que otros seres subsistieran, pero existe un ser que parece no comprender eso.
—¿Qué ser es ese profesor?– preguntó Gotita Fresquita.
—Esos seres son los humanos.
—¿Los humanos? ¿qué son?– preguntó Pumita al profesor.
—Los humanos están constituidos, en una gran parte, por muchos de los nuestros; sin nosotros las personas no podrían vivir, por lo que nos necesitan en gran medida.
—Pero si nos necesitan tanto ¿cómo es que no comprenden nuestra importancia?– Granizo Redondito estaba asombrado con toda aquella historia.
—No lo sé, Granizo. Creo que nadie lo sabe realmente, es una paradoja, cómo siéndoles tan importante para sus vidas nos cuidan tan poco.
—Pero profesor, ¿qué es lo que hacen para que nos desatiendan de esa manera que nos cuenta?– Pumita deseaba conocer todos los detalles de la vida allá abajo en la tierra y de aquellos seres que pronto conocerían pues el otoño estaba cerca y se producirían las primeras lluvias y con ellas el descenso hacia abajo tendría lugar.
—Pues verás Pumita, nosotros bajamos a la tierra en forma de agua pura pero cuando llegamos a ellos nos mezclan con productos químicos haciendo que nos convirtamos en agua contaminada, solo una parte de los nuestros sobrevive a esa transformación.
—¿Agua contaminada? Pero ¿cómo es posible? ¿por qué?– Gotita Fresquita parecía asustada.
—No se entiende, pero eso es lo que ocurre.
—Entonces, llegamos a la tierra y gran parte de nosotros enfermamos…¡para siempre!– Granizo sentía un gran pánico.
—No Granizo, no todos nos quedamos en la tierra para siempre, como sabéis, gran parte de los nuestros regresan a las nubes. Algunos de vosotros pasaréis a formar parte de otros seres, como los humanos, ellos beben agua pero otros pasaréis a formar charcos en las ciudades que luego se evaporizaran, y otros pasaréis a formar parte de ríos y mares.
—Parece un viaje apasionante.– dijo Pumita.
—Sí… y lleno de peligros.– Granizo Redondito parecía asustado.
—No tengas miedo Granizo, nuestra existencia es motivo de alegría, sin nosotros, la vida sería difícil que continuara– el profesor Nieve Helada había dibujado en la pizarra, además de las nubes, otros dibujos, lo que parecía la tierra con sus prados y montañas en donde habitaban todo tipo de seres y había indicado mediante flechas el recorrido que tendrían que hacer las gotitas de agua desde las nubes hasta descender a la tierra para luego volver a ascender– pronto llegará el otoño y con esta nueva estación surgirán las primeras lluvias, vosotros haréis vuestro primer viaje pero no tengáis miedo, no estaréis solos, millones de otras gotitas de agua os acompañarán, a veces los viajes son más suaves y caemos con suavidad, otras veces las lluvias son más intensas y caemos en gran número y con gran brusquedad, pero nunca estaréis solos, será una experiencia apasionante.
Pumita junto a sus amigos continuaron con sus clases hasta que llegó el final de las mismas, ya poseían todo el conocimiento que requerían para emprender aquel viaje que formaba parte de un ciclo de vital importancia para que la vida llegara a todos los rincones de la Tierra.

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