miércoles, 17 de octubre de 2012

Qué es el albinismo

¿Qué es el albinismo?
El albinismo es un tipo de desorden genético que provoca la ausencia total o parcial de melanina (un pigmento de color oscuro) en los ojos, la piel y el cabello. El albinismo es un trastorno hereditario recesivo, lo cual significa que tanto el padre como la madre deben tener el gen. Cuando el producto adquiere ambos alelos, entonces se manifiesta el albinismo, pues no basta un solo gen.
En pocas palabras, cualquiera de nosotros, sin ser albinos, podríamos tener el gen del albinismo. Se requieren dos para que este se manifieste. La posibilidad de tener albinismo es 1 en 17 000.
El albinismo ocular es una condición ligeramente diferente, pues el gen se encuentra ubicado en el cromosoma X, y dado que los varones solo tienen un cromosoma X, tienen mayor tendencia al albinismo ocular, pero las otras formas de albinismo se dan por igual en hombres y mujeres.
En todas las especies vivas, hay albinos, tanto en animales como en vegetales. Debido a su apariencia, llaman poderosamente la atención. Eso sí, no debemos confundir el albinismo con el color blanco que presentan algunos animales, como por ejemplo el zorro ártico o el oso polar.
Para este tipo de animales, el ser albino puede causar un problema al ser más fácilmente visto por su enemigo, pero no solo este es el inconveniente de esta característica, sino que a eso hay que sumarle sus dificultades de visión cuando hay demasiada luz. Los ojos albinos suelen ser de color azul o rojo, debido a que carecen de pigmentación en las células oculares y por lo tanto, mucho más fotosensibles.

Células madre en cordón umbilical

CÉLULAS MADRE EN SANGRE DEL CORDÓN UMBILICAL
    ¿Qué es una célula madre?
Una célula madre es una célula maestra capaz de transformarse en células de la sangre humana y del sistema inmunológico del cuerpo. Los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas se derivan de las células madre. Las células madre se encuentran en la médula ósea y en la sangre del cordón umbilical.
    Células madre placentarias o progenitora
Durante la gestación, la placenta y la circulación sanguínea del bebé a la placenta cumplen funciones imprescindibles para el correcto desarrollo del bebé. Pero, lamentablemente, han sido consideradas como productos de desecho después del alumbramiento.
En la década de los ochenta, entre otras cosas, se descubrió que la sangre de la placenta posee cualidades diferentes a las de la sangre adulta. Dos de estas cualidades son de especial relevancia: primero, porque la sangre placentaria posee una concentración relativamente elevada de células madre hemopoyéticas (generadoras de las células que conforman la sangre) de gran capacidad proliferativa y segundo, porque casi no existen células responsables de la respuesta inmune.
Estas características convirtieron la sangre del cordón umbilical (SCU) en una fuente de progenitores hemopoyéticos potencialmente útil en transplantes.
El primer transplante de sangre del cordón umbilical fue realizado exitosamente a un niño enfermo de cáncer de 5 años de edad en 1988, por la doctora Eliane Gluckman en París. Su poder curativo fue demostrado plenamente, ya que actualmente sobrevive y lleva una vida normal. A lo largo del tiempo, ha sido necesaria la creación de los Bancos de Sangre Placentaria o de Cordón Umbilical (BSCU) a fin de poder suministrar este producto, con las máximas garantías de seguridad, a los centros de transplante.

El experimento de los Darwin

el experimento de los darwin
Charles Darwin y su hijo Francis estudiaron la conocida reacción de las plantas creciendo hacia la luz: fototropismo.
Los Darwin trabajaron con plántulas de alpiste (Phalaris canariensis) y de avena (Avena sativa) y realizaron las primeras observaciones sistemáticas referentes a la encorvadura hacia la luz (fototropismo). Probaron que si se cubría el coleóptilo, la parte superior de una plántula, con un cilindro de metal o con un tubo de vidrio ennegrecido con tinta china y se le exponía a una luz lateral, no se producía el encorvamiento característico en la parte inferior del vástago. En cambio, si en los ápices se colocaban tubos de vidrio transparentes, el encorvamiento ocurría normalmente.
A continuación, tenemos un ejemplo del fototropismo de la plántula de avena:
(a) Al inicio las plántulas crecen normalmente curvándose hacia la luz.
(b) Cuando el ápice de la plántula se cubre con un cono metálico no se produce la curvatura. (Solo se produce cuando el ápice se cubre con un cono transparente).
(c) Cuando se coloca un collar metálico rodeando la plántula por debajo del ápice, se produce la respuesta característica.
A partir de estos experimentos, los Darwin concluyeron que, en respuesta a la luz, una “influencia” se transmite desde el ápice de la plántula hacia la parte inferior, que obliga a la planta a curvarse. Expresaron: “Debemos concluir, por tanto, que cuando las plántulas son expuestas libremente a una luz lateral se transmite cierta influencia desde la parte superior a la parte inferior, que obliga a la planta a encorvarse.”